domingo, 13 de marzo de 2011

EL PISO DE ABAJO DE LA ESCUELA

Cuando estaba en 1º de carrera, mi profesora de Didáctica  Mª Carmen Sánchez, que por cierto es una excelente profesora y con la que aprendí muchísimo, nos obligó a leernos varios capítulos del libro de Mª Carmen Díez "El piso de abajo de la escuela"

Al principio nada mas oír esto me dio pereza ponerme a leer el libro, cuando no tenía tiempo apenas porque estábamos un poco saturadas de trabajos por esa época.

Empecé a leer una noche , cuando todo estaba en silencio y me podía concentrar bien.
Nada mas empezar con la lectura me sorprendió un precioso texto en el que la autora describía lo que veía, y rápidamente me identifiqué con este. Tuve que seguir leyendo forzosamente y no sólo me leí lo que mi profesora me había obligado, sino que me lo terminé de leer entero y me puse a indagar sobre esta profesora y escritora.

El libro está cargando de sentimientos, percepciones, afectos y emociones en el día a día de la escuela infantil.

¡No podéis dejar de leerlo! os recomiendo encarecidamente su lectura.
Cada día doy gracias a Mª Carmen Sánchez, mi profesora por hacérmelo leer y a Mª Carmen Díez por regalarnos sus preciosas palabras.

Os dejo el texto que tanto me gustó y a la derecha si pincháis en la imagen de la portada del libro os lleva a un enlace en el que podéis leerlo.

VEO

"Veo a los mas pequeños jugar, preguntar, mirar, aprender. Los veo imitarse, hasta que se atreven a ser como son, hasta que se deciden a mostrar que son distintos, hasta que se convencen que son valiosos en su particularidad única. Los veo descubrir la vida poquito a poco, investigando cada gesto, cada interrogante, cada deseo. Los veo entrenarse en reconocer lo que sienten ir aceptando lo que sienten los demás Los veo, en fin, empezar a recorrer su propio camino. Y me gusta el espectáculo.

Me veo a mí misma preparando materiales, programando, discutiendo, observando al alimón con mis compañeros del momento... Me veo haciendo informes, calibrando cómo encarar una entrevistas para entenderme con los padres, preocupándome de por qué Alba aún juega sola, por qué Roberto apenas habla, por qué Juan se pasa el día pegando y molestando a los demás... Me veo pringada de pintura, de pastel y de risas. Me veo leyéndoles poesías, bailando con ellos, haciendo teatro... Alentando sus valiosas discusiones, como aquella de si era bueno o malo ser presumidos, o la de si se tiene que jugar con quien tú no quieres o te puedes separar...

Me veo también, en mis tiempos nublos, con mis resistentes dificultades para aceptar no ser tan querida, tan imprescindible, tan escuchadora como quisiera... Me veo cabezota, llena de prisas, poniendo excusas para no tener que asumir mi propia ignorancia... Me veo rehuyendo el papel (necesario) de controladora, de señaladora de límites, de frustradora de deseos, de detectora de problemas...

Me veo calmando a Adriana que no quería morirse porque <<eso está muy oscuro>>, moderando la indignada asamblea que se quejaba de los desmanes de Pablo, escuchándole la rabia a Marta, celosa de su segundo hermano, riéndome al leer la carta que escribió Manuel a sí mismo , y que decía escuetamente << Aupa Manuel>> . Emocionándome al oír como se despedían Javi e Ignacio una de las últimas tardes de este curso pasado.

Me veo, en fin, afectada de tantos afectos que discurren a mi alcance que no puedo por lo menos que reafirmarme en mi deseo de seguir en esta profesión llena de encuentros, de asombros y de curiosidades jugadas en comandita."

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